sábado, 24 de noviembre de 2018

Para ser feliz solo necesitas vivir

Historias sobre la vida cargadas de optimismo

Nos guste o no, la vida es una gran cosa, y en ella suceden numerosxas situaciones divertidas. A veces, algunas historias son más interesantes y apasionantes que algunas películas.
  • En el supermercado. Mi mujer me pidió que le comprara un suavizante para la ropa. Bueno, comprar, comprar, no. Me pidió que tomara una foto del mostrador y que se la enviara. No es de mi competencia elegir, no me corresponde.Me acerco al mostrador. Comienzo a tomar fotos. De repente, un hombre, a mi lado, me muestra su móvil y dice:
— ¿Quiere que le mande las fotos de todos los suavizantes que hay aquí? Por WhatsApp. Tengo todo un álbum completo. Cada botella, por ambos lados, primeros planos.
— Ah, no, gracias, de momento sólo me ha pedido que le envíe una panorámica.
— Qué suerte tiene...
— Pues sí, pero gracias por la oferta. ¡Qué buena idea con WhatsApp!
— Sí, pero no es mía. ¿Ve a aquel hombre que está tomando fotos de detergentes? Fue él quien me las envió. Y yo ahora tengo una sesión de fotos en el departamento de pañales. Hasta luego.
  • Una amiga me contó una historia que le pasó en la escuela de conducción. Iba conduciendo el auto con el profesor por las calles de la ciudad. Era verano, hacía demasiado calor. Tráfico excesivo, el coche sin aire acondicionado, costaba hasta respirar. Paran en un semáforo y se produce una conversación:
Amiga: “¡Qué calor hace! Ahora iría a la playa, a bañarme en el lago, a sentir el agua en mis pies. Me compraría un helado y me relajaría inundada de esa sensación de frescura!“
Profesor: ”¡Vamos!“
Amiga: “¿Cómo? ¡No pienso ir con usted a ninguna parte!”
Profesor: ”¡El semáforo, que ya está en verde! ¡Vamos!"
  • Mi bisabuelo tiene 93 años de edad. Aún conserva su sentido del humor. Hace poco le preguntaron, cómo, según él, consiguió haber vivido tantos años. Sonrió con astucia y contestó: "Las series de televisión me enganchan... Tengo que vivir más para averiguar qué pasará en la siguiente temporada".
  • Mi padre es un verdadero bromista. Un día, cuando yo era niña, me preguntó: “¿Alguna vez has probado huevos de hormiga?“ Contesté que no. Y al día siguiente, me trajo dos: pequeños, blancos, alargados. En una sartén con aceite, los preparó, los puso en un plato y me sirvió. Durante unas horas me resistí a probarlos. Al final, se comió uno y me hizo comer el otro. Era soso y crujía. Ya mayor, le pregunté: ”Papá, ¿qué diablos era aquello?" Y él me contestó: “Tranquila, sólo eran dos granos de arroz”.
Post publicado por: Leslie Miranda

No hay comentarios.:

Publicar un comentario